Luis, un joven estudiante de Alto Hospicio, nunca imaginó que un conflicto en su colegio lo llevaría a una experiencia que cambiaría su vida. Como parte de un proceso de mediación penal juvenil del Servicio de Reinserción Social Juvenil de Tarapacá, Luis optó por cumplir una medida de Servicio en Beneficio a la Comunidad (SBC) en la Cruz Roja, institución con la que el servicio tiene un convenio de colaboración.
Este proceso tiene como objetivo evitar que los casos lleguen a juicio, ayudando a los adolescentes a comprender el impacto de sus acciones y fomentar el cambio de comportamiento. En el caso de Luis, quien se vio envuelto en un incidente escolar, la mediación le ofreció una oportunidad para reflexionar sobre sus actos y asumir una responsabilidad que lo llevaría a un camino de ayuda al prójimo.
Luis recuerda que, al inicio, asistir a la Cruz Roja para cumplir su medida fue solo un trámite. Sin embargo, al poco tiempo, algo cambió: «Me empezó a gustar lo que hacíamos, apoyando el voluntariado en distintas tareas, como inflar pelotas para los niños en Navidad o armar las botas de dulces. Decidí quedarme, porque me sentía bien ayudando a los demás.»
Lo que comenzó como una obligación se transformó en una verdadera vocación de servicio. Tras su experiencia, Luis decidió inscribirse en la sección juvenil de la Cruz Roja, comprometiéndose a seguir ayudando a las personas, sin importar las dificultades. «Me hice voluntario de la Cruz Roja para ayudar a las personas,» explica con una sonrisa.
A pesar de que pronto comenzará el tercer año de enseñanza media, Luis continúa asistiendo a la sede de la Cruz Roja en Iquique todos los sábados para realizar diversas tareas. En cada jornada, siente el apoyo y el reconocimiento de quienes lo rodean, lo que le motiva a seguir adelante. «Es bonito estar acá, porque me han tratado bien, sin discriminación, y me apoyan en lo que hago. Me felicitan por mi voluntad de ayudar,» comenta.
Para Luis, la decisión de convertirse en voluntario de la Cruz Roja no fue fortuita. Fue su madre quien, desde pequeño, le enseñó el valor de ayudar a los demás, un principio que Luis adoptó y que ahora pone en práctica a través de su labor como voluntario. «Lo que pasó en el colegio me permitió llegar a esta institución y hacer realidad lo que siempre quise, que es ayudar a las personas,» reflexiona.
Luis es un claro ejemplo de cómo las experiencias pueden transformarse en oportunidades para el crecimiento personal y el compromiso con la comunidad. Hoy, su historia es un testimonio de segundas oportunidades y de cómo el apoyo a los jóvenes puede contribuir a su reinserción social y al bienestar de quienes los rodean.
