Por Ignacio Prieto, Seremi del Trabajo y Previsión Social
Cada 28 de abril conmemoramos el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, una fecha que nos convoca a renovar nuestro compromiso con la vida, la salud y la dignidad de todas las trabajadoras y trabajadores del país. Este día no solo honra la memoria de quienes han sufrido accidentes laborales o enfermedades profesionales, sino que también nos impulsa a avanzar hacia entornos laborales más seguros, saludables y respetuosos.
Este año, bajo el lema propuesto por la Organización Internacional del Trabajo (OIT): “Revolucionar la salud y la seguridad: el papel de la IA y la digitalización en el trabajo”, se nos invita a reflexionar sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la prevención de riesgos laborales. La inteligencia artificial, la robótica, los sensores inteligentes y los sistemas de monitoreo en tiempo real ya están transformando la manera en que protegemos a quienes trabajan, permitiéndonos anticipar peligros y responder de forma más efectiva.
Gracias a estos avances, muchas tareas de alto riesgo pueden ser ahora realizadas por sistemas automatizados, reduciendo la exposición humana a condiciones peligrosas. Esta revolución tecnológica representa una oportunidad única para fortalecer la prevención en el trabajo, siempre y cuando se incorpore desde una perspectiva ética, preventiva y centrada en las personas.
En Chile, hemos dado pasos concretos en esta materia. La Política Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, junto a la Política específica para la minería, establecen lineamientos claros para modernizar nuestros estándares, fomentar la cultura preventiva y responder a los desafíos del siglo XXI.
Desde el Gobierno, estamos comprometidos con impulsar una transición tecnológica que no solo sea segura, sino también inclusiva. Esto implica actualizar nuestras normativas, fortalecer la fiscalización, promover la formación en nuevas competencias laborales y generar espacios de diálogo entre empleadores, trabajadores, sindicatos y autoridades.
La pandemia dejó lecciones profundas, entre ellas la necesidad de estar preparados frente a riesgos emergentes. Innovaciones como la nanotecnología, la biotecnología o el trabajo en plataformas digitales demandan respuestas ágiles y coordinadas para proteger la salud y seguridad de quienes mueven la economía del país.
En este nuevo 28 de abril, hago un llamado a todas y todos a seguir construyendo, colectivamente, ambientes laborales más seguros, saludables y humanos. La tecnología debe ser una herramienta al servicio de la dignidad del trabajo, no una amenaza. Cada accidente evitado y cada vida protegida es, sin duda, un logro que beneficia a toda la sociedad.
