Cuando el capitán Arturo Prat y sus valientes hombres
resistieron los últimos embates del acorazado
Huáscar, los unía un objetivo común: la titánica tarea
de sobrevivir e intentar vencer. De hecho, sus vidas
estaban irreversiblemente unidas a su heroico destino;
entendieron que esa era su única posibilidad. En la
corbeta Esmeralda, frente a una embarcación más
moderna, fuerte y veloz, Prat y sus marineros
combatieron como un solo cuerpo.
Así como Prat y sus hombres enfrentaron un enemigo
formidable, hoy nosotros enfrentamos desafíos
igualmente grandes, aunque de una naturaleza
diferente. Destaco este punto de la historia para
abrazar las emociones que nos genera el Combate
Naval de Iquique a quienes amamos y habitamos esta
tierra. Pero también para invitar, en tiempos convulsos,
a la profunda y necesaria reflexión que este noble
episodio nos permite rescatar: la idea de que la
voluntad y la unión son condiciones necesarias para
enfrentar enemigos comunes.
Hoy, 145 años después de la histórica batalla que
conmemoramos cada 21 de Mayo, sabemos que los
adversarios de Chile no son nuestros países hermanos
y limítrofes, sino en gran parte los grupos criminales y
corruptos de todo tipo, que pretenden robarnos la
seguridad pública, económica y social que tanto
anhelamos. Esta contienda también es desigual, pero
esta vez tenemos al viento del lado de nuestra
bandera.
Nuestro blindado se llama Chile. Es un Estado
soberano, timoneado por un gobierno que tiene y ha
demostrado la convicción de superar los viejos dilemas
y las nuevas amenazas. Hemos dispuesto recursos
públicos detrás de objetivos comunes que permitan
mejorar la calidad de vida de las personas,
promoviendo el desarrollo económico, el empleo digno
y la recuperación de espacios públicos, entre otros
objetivos, sin dejar a nadie atrás.
Somos miles de conciencias y voluntades, habitantes
de Tarapacá y de la patria, que creemos que la
seguridad en todos sus ámbitos es una máxima para
vivir en paz. No hay que dejarse confundir ni mucho
menos dividir por quienes siembran el terror o
persiguen réditos de corto plazo instalando el pánico y
la desinformación. La unión hace la fuerza. No lo
podemos olvidar.