A un año y medio de la implementación del Servicio de Reinserción Social Juvenil en la región de Tarapacá, el compromiso por brindar nuevas oportunidades de vida a adolescentes y jóvenes infractores de ley se consolida con fuerza. En el marco del Día de la Reinserción Social, las cifras y testimonios dan cuenta de un trabajo serio, comprometido y profundamente humano, orientado a reencauzar trayectorias de vida y construir una sociedad más justa e inclusiva.
Una de las innovaciones más relevantes del servicio es la Unidad de Apoyo a la Reinserción (UAR), encargada de desarrollar la estrategia «Post Egreso». Esta iniciativa busca acompañar, de forma voluntaria y personalizada, a quienes egresan de los centros de cumplimiento de sanciones, ayudándoles a transitar hacia una vida libre de delitos. El proceso comienza incluso tres meses antes de que finalicen sus medidas, generando así un puente de continuidad entre el cumplimiento de la sanción y la reinserción social efectiva.
La directora regional del servicio, Liliana Romero, ha destacado el valor de este acompañamiento, señalando que cada plan de intervención se diseña considerando la realidad, necesidades y entorno de cada joven. Durante este 2024 y lo que va del año, 11 jóvenes ingresaron voluntariamente al programa, de los cuales cuatro ya egresaron exitosamente, reintegrándose al mundo del trabajo o retomando sus estudios.
Uno de los pilares fundamentales en este proceso ha sido la empleabilidad, abordada a través de la mesa regional de reinserción laboral, que une esfuerzos públicos y privados. Gracias a esta articulación, cerca de 60 jóvenes han accedido a capacitaciones en oficios como mecánica, OS-10, soldadura, maquinaria pesada, atención al cliente y bodegaje, muchas de ellas parte de un proyecto piloto de empleabilidad juvenil en Tarapacá.
Otra arista clave es la nivelación de estudios, impulsada con el apoyo de C20+ Collahuasi. Esta alianza ha permitido que nueve jóvenes retomen su educación media, abriendo la puerta a nuevas oportunidades académicas y laborales, en una región que aún enfrenta altos índices de deserción escolar y empleo informal.
Asimismo, la Academia de Conductores Humberstone ha jugado un rol destacado en esta misión, facilitando entrenamientos para la obtención de la licencia de conducir clase B. Esta herramienta no solo abre puertas laborales, sino que también refuerza la autonomía y autoestima de los jóvenes. Desde la academia, destacan la experiencia como “enriquecedora y esperanzadora”, celebrando que jóvenes que alguna vez fueron parte de un problema, hoy estén decididos a ser parte activa de la solución.
El Servicio de Reinserción Social Juvenil ha demostrado que, con estrategias claras, acompañamiento profesional y el involucramiento de la comunidad, la reinserción sí es posible. Como bien expresa la directora Liliana Romero: «Lo fundamental es el proceso de acompañamiento, con un plan de intervención que permita a los jóvenes entender que hay oportunidades para reorientar sus vidas, alejándose del delito».
Hoy, Tarapacá se levanta como ejemplo de que una segunda oportunidad no solo transforma una vida, sino que también construye un mejor futuro para toda la sociedad.


